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Coaching para la salud: Un instrumento para gestionar las emociones

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El “health coaching”, o coaching de salud, es un tipo de acompañamiento en el que la persona a la que se ayuda tiene un problema de salud grave, motivo por el que acude a un coach. En el coaching de salud existe una definición científica, establecida en el año 2003 por la doctora Wolever tras revisar más de 800 artículos médicos publicados. Según esta definición, son cuatro los criterios que han de cumplirse para que un proceso pueda ser considerado health coaching:

1) Que se centre en que el paciente determine sus propios objetivos parcial o completamente;

2) Que implique mejorar el conocimiento que tiene sobre sí mismo (autoconsciencia);

3) Que busque la responsabilidad y autoobservación de su propio comportamiento; y

4) Que se produzca dentro de una relación interpersonal con un coach.

De esta forma, el coach se centra en favorecer que su cliente se dé cuenta de cuáles son las respuestas válidas para sí mismo -que tenga una toma de consciencia-, para que pueda luego, con esa información, hacer algo que mejore su situación.

El  coach NO tiene como finalidad emitir un diagnóstico o un tratamiento, y en esto se diferencia claramente de un psicólogo o un psiquiatra. El coach no te dirá lo que tienes que hacer, sino que facilitará que utilices la información útil que hay en ti, y esperará que te responsabilices de tu vida y te comprometas con la acción necesaria para conseguir los objetivos que previamente has definido con él.

Para conseguir esto, es necesario un clima de confianza estrecho entre el cliente y su coach, que se basa fundamentalmente en dos aspectos: confidencialidad y la ausencia de juicios respecto a cualquier aspecto que comparta el cliente en sesión.

Este año, la prestigiosa Clínica Mayo, institución de referencia en el mundo médico, ha demostrado que el health coaching es un método eficaz para mejorar la salud y calidad de vida de los supervivientes de cáncer. Esta evidencia científica ha sido validada tras revisar los resultados de más de 2.200 investigaciones publicadas en los últimos diez años, donde se constata una mejora de la capacidad de ser paciente, es decir, una mejora en el afrontamiento y los recursos del paciente para soportar tanto la enfermedad como los tratamientos que conllevan.

En su trabajo diario, un health coach (un coach del cáncer, por ejemplo) acompaña a su cliente a que alcance a distinguir dos “áreas” o zonas de su realidad: una zona en la que puede influir sobre el resultado (zona de influencia o de responsabilidad) y otra en la que no está en su mano cambiar las cosas, y sólo aceptándolas puede reservar su energía para invertirla mejor (zona de preocupación o de aceptación). Así, el hecho de padecer un cáncer ya diagnosticado no podemos cambiarlo (zona de aceptación), pero sí seguir las prescripciones médicas y reencuadrar nuestra vida integrando la nueva situación (zona de influencia), por lo que es más eficiente dedicar la energía vital a este último aspecto y no resistirse a algo que no está en nuestra mano cambiar.

Es habitual que un paciente pase las fases del duelo, ya estudiadas por Kubler-Ross hace décadas: primero, negación; después, ira, negociación, depresión y, finalmente, aceptación. En ellas, la dinámica que se establezca en su apoyo familiar y social puede ser muy relevante, pues no es infrecuente que se evite “hablar del tema”, para que “no llore”, o “no tenga miedo”, y así se frustra una gestión adecuada de esas emociones, tanto en el paciente como en sus familiares. Si no son gestionadas, las emociones pueden quedar atascadas largo tiempo, causándonos dolor, pues no han cumplido su función, no han sido escuchadas.

El lado casi mágico de la situación es que no resulta infrecuente que, tras el diagnóstico de un grave problema de salud, una persona se vea obligada a tomar decisiones en su vida para ponerla en orden. Esa reordenación puede generar un mejor equilibrio en la energía vital que se traduzca en un bienestar más saludable, incluso superior al de los momentos anteriores a la enfermedad. Es por tanto una oportunidad de dejar que las cosas importantes vayan primero. En eso puede ayudarte un health coach. ¿Me acompañas?

Fuente: https://www.lne.es/vida-y-estilo/salud/2017/12/15/coaching-salud-arma-gestionar-emociones/2208590.html