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La Incertidumbre para el Desplazamiento y la Transformación

Cuando nos conectamos con nuestras emociones y hacemos un reconocimiento de cada una de ellas intentando desde el “aquí y ahora” sentirlas e incluso determinar el efecto que nos produce como manifestación fisica de nuestro cuerpo, nos encontramos entre tantas emociones sentidas con la Incertidumbre…. y ¿qué es realmente la incertidumbre? La incertidumbre es lo contrario a la certeza.
La incertidumbre es duda, es el cuestionamiento de la acción que queremos, la incertidumbre es la negación de un propósito que no nos permitimos alcanzar lo que deseamos por la preocupación de lo que no estamos seguros que pasará. ¿Y qué pasa si nos accionamos hacia lo que queremos sin determinación? Allí aparece la incertidumbre como una voz interna que nos susurra al oído para advertirnos que algo podría salir mal, nos detenemos, pensamos si vale la pena continuar, o permanecer en el mismo lugar donde hemos estado por mucho tiempo: El lugar donde aprendimos y donde nos sentimos realmente cómodos aun en un contexto adverso.

Con la incertidumbre entramos en un completo estado de duda porque no es fácil visualizar el pronóstico que realmente deseamos, nos paralizamos y nos quedamos en la misma posición… simplemente no avanzamos.

Con la incertidumbre nace la preocupación que se manifiesta como un dialogo interno, muchas veces constante. Este dialogo interno nos paraliza más, nos inhibe a la acción, y así, se abren los espacios para reafirmar que ante la incertidumbre simplemente la seguridad queda vulnerable, y la vulnerabilidad simplemente nos desnuda como individuos dejando en evidencia nuestras debilidades.
Ante este hecho, con frecuencia escogemos lo que nos hace sentir más cómodo porque cualquier cosa que rompa nuestro estado de seguridad y que no podemos controlar, nos pone en situación de alerta, por ende, no logramos el desplazamiento ni la transformación.
Con la incertidumbre viene el miedo, sin embargo, cuando aprendemos a distinguir el miedo como mecanismo de alarma y protección ante un evento inesperado, del miedo imaginario creado por la incertidumbre, iniciamos un verdadero espacio de atención hacia nosotros mismos. En este espacio tenemos que identificar que el problema no está en sentir la incertidumbre, el detalle es qué hacer con ella, lo importante es construir un contenido real, visualizar una experiencia extraordinaria para conocer qué hacer. La incertidumbre es una fuente de energía, es una oportunidad para crecer, es un proceso de aprendizajes, es la posibilidad de descubrir nuestras verdaderas capacidades y las herramientas internas que tenemos para hacer frente a cualquier situación por mas adversa que sea. La incertidumbre es la oportunidad que tenemos para transformarnos, enfrentarla permite desplazarnos hacia donde queremos llegar.

Reconoce tus emociones, identifica la incertidumbre, vívela y con ello identifica tus fortalezas, busca tus recursos internos y apalancate en ellos, no detengas la acción hacia el crecimiento, acepta con entusiasmo el desplazamiento y la transformación que deseas… porque la incertidumbre es la oportunidad para crecer.

Autor del Artículo: Carmen Franco
Publicado: 15 de septiembre de 2016