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Afrontando el Estres: Resiliencia para la Salud

Aunque no nos guste pensar en ello, si algo tenemos garantizado es que experimentaremos cambios a lo largo de nuestra vida, así como también adversidades.

Por eso se hace necesario que dejemos de ver al estrés como a un enemigo. El estrés ocurre como una respuesta de nuestro cuerpo, mental y física ante una amenaza. Y es precisamente esta respuesta que nos pone en alerta y nos da la capacidad de adaptarnos. El asunto está en que muchas veces, la amenaza no es real sino imaginaria. Otras veces el problema es que mantenemos el estado de estrés aun cuando la amenaza ha pasado. O estamos acostumbrados a responder con la misma intensidad sin importar las características o importancia de la situación amenazante. Y a veces simplemente la vida nos sacude con una adversidad que no podemos ignorar. Es en ese momento donde la carga que provoca el estrés deja de ser manejable por nuestro cuerpo, ocurre una ruptura del equilibrio, y comienza la aparición de trastornos psicológicos y físicos como consecuencia del estrés crónico.

estres

Afortunadamente contamos con mecanismos que trabajan para restablecer ese equilibrio perdido. Uno de estos mecanismos es lo que se conoce como resiliencia.

Diversos autores, definen la resiliencia como característica de la personalidad que regula los efectos negativos del estrés y promueve la adaptación. También se define como la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e, inclusive, ser transformado por ellas. La introspección, el humor, la independencia, la capacidad de relacionarse, la creatividad, la moralidad y la iniciativa son elementos característicos de la resiliencia. Es importante tener en cuenta que se trata de una capacidad innata, que todo ser humano puede desarrollar en un momento dado.

La capacidad de ser resiliente no es estática; no es una habilidad que se adquiere de una vez y para siempre. Es resultado de un proceso dinámico y evolutivo que varía según las circunstancias, la naturaleza de la situación, el contexto y la etapa de la vida, y que puede ponerse en evidencia de diferentes maneras.

Existe una estrecha relación entre la resiliencia y la salud, considerándola como un mecanismo protector saludable. Ante los problemas de salud, sin duda es importante identificar los factores protectores que puedan promover la resiliencia y que faciliten la adaptación positiva. Estos factores son el optimismo, la autoeficacia, el afrontamiento activo y el apoyo social.

flor

La autoeficacia se define como la creencia de confianza en las propias capacidades para poder manejar de forma adecuada los distintos estresores vitales.

Ésta influye sobre el modo de pensar, sentir y actuar, de manera que si alguien ha desarrollado la convicción en su propia capacidad para superar los retos que le plantea la vida, pensará que los puede resolver. De allí que la autoeficacia sea un constructo fundamental en el mantenimiento y recuperación de la salud.

La manera de afrontamiento ante una situación de nuestra vida por ejemplo, puede ser positiva o negativa, lo que varía nuestro estado hacia el bienestar o la salud; o hacia el malestar o la enfermedad. Para nuestra salud integral es fundamental el reencuadre de los eventos indeseables como aprendizajes necesarios y no como fracasos autoatribuidos.

Estas son algunas de las actitudes de una persona que decide ser resiliente ante la vida:

  • Capaz de establecer relaciones sociales constructivas

  • Un sentido de sí mismo positivo

  • Dimensiona los problemas

  • Tiene sentido de esperanza frente a las dificultades

  • Extrae significado de las situaciones de estrés

  • Desarrolla iniciativa

  • Fija metas posibles de alcanzar

Ahora que lo sabes; ¿Estás dispuesto a ser un RESILIENTE? ¡La decisión es tuya!

Autor del Artículo: Olga Gómez©

Publicado: 28 de septiembre de 2016