Afrontando el Estres: Resiliencia para la Salud
septiembre 25, 2016
El Ego como Inhibidor del Aprendizaje
noviembre 7, 2016

¡Mejor Mañana!… El Pensamiento de quien Procrastina

Piensa cuantas veces te has propuesto realizar algo, incluso cuantas veces has planificado realizar una actividad que es importante, le has puesto fecha, hora, recursos… y cuando has decidido iniciarla llega a tu mente el pensamiento: ¡Mejor Mañana!, y efectivamente, te detienes a la acción y postergas lo que sigue siendo importante. En ese momento, no hay sentimiento de culpa, porque somos arquitectos de nuestros pensamientos e inmediatamente construimos el momento perfecto para realizar eso que es tan importante y lo dejamos para el futuro, con la posibilidad que volvamos a decirnos: ¡Mejor Mañana!… Simplemente hemos procrastinado un sueño, una idea… una acción.

Procrastinar significa aplazar o posponer, dejar de realizar aquello que es importante, aquello que sabemos tiene significado para nosotros y que merece nuestra atención y concentración para llevarlo a cabo. Simplemente lo evadimos y sustituimos por acciones que no son significantes ni generan valor para nosotros y nuestro objetivo, pero que podrían ser más placenteras incluso.

Actualmente estamos inmerso en una dinámica y estilo de vida donde procrastinar se pone en evidencia en distintos contextos, y a diario observamos cómo se postergan acciones que se supone debieron haberse realizado, jugando así con el tiempo, los recursos y la disponibilidad de otros; dejando claro la no productividad y el bajo rendimiento.

Hay muchos elementos que determinan el proceso de procrastinar y lo importante es reconocer cuál de ellos se está haciendo presente para así no solo accionarnos a la acción sino identificar aquello que internamente nos incomoda, nos limita y aún no lo hemos determinado. Por ejemplo, entre los elementos tenemos que las personas procrastinan porque generan apegos a factores externos como Internet, Televisión, Redes Sociales, etc. en el momento que se inicia la ejecución de una actividad planificada, cualquier de estos elementos invade el espacio, la toma la atención y el tiempo, dejando atrás lo que inicialmente era la propuesta de acción…Otro elemento por ejemplo, puede ser el estado anímico, ante un estado depresivo, de enfermedad, de tristeza, el pensamiento ¡Mejor Mañana! Es perfecto para permitir a la emoción tomar el espacio de esa actividad que es importante más no nos motiva para ser iniciada. Otro elemento corresponde al desconocimiento de lo que tenemos que hacer; o el miedo al fracaso, incluso la incomodidad de la frustración cuando de una actividad se desprenden otras y no necesariamente sabemos cómo abordarlas….

Otro elemento que a menudo ocurre, es subestimar el tiempo. Sabemos que tenemos un tiempo específico para realizar una actividad, y pensamos que tenemos más tiempo del que realmente necesitamos y esperamos para el final, esos últimos minutos donde a carreras nos lanzamos a terminar poniendo en riesgo la calidad de los resultados.

Al Identificar el elemento que nos lleva a evadir lo importante, nos activamos con determinación a reprogramar el comportamiento que de forma consciente o inconsciente nos conlleva a procrastinar, evitando así la posibilidad de generar una conducta de apego o repetitiva lo que se podría convertir en un trastorno.

En cierta forma todas las personas procrastinamos, sin embargo, es importante tener las metas claras y organizar las ideas y las acciones, incluso es recomendable contar con componentes que nos permitan redirigirnos a la acción original… Como por ejemplo un cartel visible que diga: ¡Hazlo Ahora!

Autor del Artículo: Carmen Franco

Publicado: 02 de Noviembre de 2016